Estimados Caminantes,
En esta ocasión, me gustaría hablar sobre cambios, pero no
como en anteriores ocasiones, no de cambios en busca de algo o con un fin, si
no de esos que llegan cuando crees que estás preparado y por supuesto no lo
estabas (ni lo estarías hoy, ni no estarás jamás)....
Porque quiero hablar de esos
cambios que te descolocan tanto como a la vaca que sale volando en la película
de Twister (lo siento por los más jóvenes si no sitúan la escena en su cabeza).
Caminantes, me he pasado toda mi vida luchando cual
Hércules, por establecer un orden en mi misma.
Si bien es cierto que no lo he tenido fácil, a base de esfuerzos
titánicos, horas de auto razonamientos, pedida de opiniones sinceras externas y
puesta de soluciones a tales críticas, hubo un momento en el que realmente
disfruté de la paz interior….del estar a gusto con mi casa, mi vida, mis
sentimientos, mi físico…. ¡con todo! ¡Qué maravilla de sentimiento es ese!y ese sentimiento fue un efecto secundario de haber encontrado el equilibrio…
Qué gozo…el día a día es ameno y divertido, cada minuto eres
una explosión de positividad… pero tanta calma… tanta paz… es, como efectivamente
nos cuentan en Twister, el previo anuncio de un tornado cerniéndose sobre ti.
¿Y qué pasa? Pues pasa que un ser nuevo en tu vida quiere un
equilibrio contigo (madre mía…eso sí que es un reto), que ya no quieres ser el
número 567 de una empresa (otro asunto “sencillo” que resolver…)…pasa que en
algún momento tienes que avanzar y dar un paso más…
Al parecer no se puede hacer cambios en las bases de un
edificio sin esperar que éste sufra ciertas modificaciones tales como grietas y
daños que tendrán que repararse…el resultado final, no obstante, será un
edificio más moderno y reformado si somos capaces de conseguir una obra bien
ejecutada (¡Nada de masilla señores! Cemento y ladrillos) pero……
¡¡Qué lentas son las obras!! ¿Verdad? Qué fácil es desalentarse porque el trabajo que tan duramente estamos llevando a cabo aún no deja ver frutos….y qué bendita la edad y la experiencia en estos casos…que básicamente nos dice…
- Oye, recuerda que durante estos años ya te he enseñado que las cosas se hacen pasito a pasito…recuerda la palabra mágica: Paciencia…terca que eres una terca…
Y tenemos que pararnos a hacernos las tres preguntas básicas
para ver si ese edificio se derrumbará o,
por el contrario, se revalorizará:
-¿Quién soy?
-¿Hacia dónde voy?
Y…-¿Llegaré si sigo por aquí?
Os dejo estas preguntas para que podamos reflexionar un poco…
las tres respuestas deberían solaparse entre sí… pero… si no es el caso… si no
es así y de repente todo carece de sentido… si sientes que si no hay cambios te
estancarás definitivamente… mi consejo es que te subas al tornado… lo que
dejes, o si te llevas tu edificio por delante…es que seguramente eso te estaba
llevando por delante a ti…
Así que….cuando Equilibrio encontró a Paz, llegó
Tornado…y me fui con él