viernes, 11 de diciembre de 2015

- ¿ Me serás siempre fiel?, preguntó él - Siempre, te lo prometo. Contestó ella sin dudar


Queridos caminantes, ¿habéis, alguna vez, pensado en cuántos tipos de fidelidad existen? ¿en el sentido de esa palabra en general? y desde luego ¿en la importancia que le damos?

Personalmente yo le doy una importancia PRIORITARIA, es decir, toda la importancia del mundo ¡SOY MUY FIEL! y quizá os preguntéis, ¿Un espíritu libre? ¿un caminante sin rumbo puede dejarse imponer tanto por la fidelidad? Pues sí… dejadme que os lo explique;

Pongamos como ejemplo explicativo “La fidelidad en las parejas”. Es un tema que, por lo general, es un gran creador de debate ya que cuenta con todo tipo de opiniones... pues yo....

-NO CREO EN LA FIDELIDAD EN LAS PAREJAS.

Y me declaro totalmente segura de mi posición al respecto, pero porque en una pareja no hablo de fidelidad, hablo de LEALTAD. Mi pareja no deja de ser mi compadre, mi compañero, esa persona con la que cerraría los ojos y me tiraría estando segura de que no me dejará caer. 
Si se determinan en la pareja ciertas bases o cimientos entre las cuales consta el -no tener intimidades con ajenos-, desde luego sería deslealtad traicionar esa norma. 

-NO CREO EN LA FIDELIDAD A LOS AMIGOS.

Rotundamente NO. Mis amigos, los de verdad, los que tengo en mi vida de manera perenne, no merecen ni despiertan en mí ninguno tipo de atadura o compromiso que pudiera de alguna manera traicionar. Mis amigos son simplemente esas personas a las que de ninguna manera podría hacer daño, si no con las que disfruto total y absolutamente del tiempo invertido, a veces más, a veces menos, pero no por ser menos con unos y más con otros pudiera yo declararme infiel como no los declararé jamás infieles a ellos.

Pero entonces… ¿dónde queda la fidelidad? ¿ Qué sentido le saca esta loca caminante?

Soy fiel, muy fiel, extremadamente fiel a quien tengo que serlo…

- CREO EN LA FIDELIDAD A MI PERSONA.

Difícil relación además…. la más complicada que he tenido y tengo que gestionar, y la única que será para siempre (si, la única, queramos a nuestro mundo y nuestras personas cuanto les queramos)… y ¡¡Qué doloroso ha sido vivir una infidelidad!!
Vivir un momento de traición despiadada entre mi cabeza y mi corazón, no saber a cuál elegir y hacerlo rotundamente MAL… 
¡¡Qué complicado levantarme de la cama tras vivir una situación así!!
Pero me quiero, y como me quiero me he tenido que perdonar, olvidar y avanzar… no obstante, también he tenido que poner mis límites y comprometerme de verdad, porque no se puede sufrir así a menudo, así que tuve que decantarme por darle la razón siempre a mi corazón.
Si bien mi cabeza sigue, por supuesto, teniendo un papel importante como parte igualitaria de esta relación, al final, la batuta de las decisiones tuve que depositarla en su contrario… 
¡¡Y funcionó!!
Porque desde que sé que mi cabeza apoya a mi corazón, y que mi corazón sabe siempre lo que quiero, vivo más tranquila y más libre… y el mundo, sobre nuestra relación y nuestras decisiones, ¡que piense lo que quiera!, pues la última conversación que me importó de verdad fue;

- ¿ Me serás siempre fiel?, preguntó él

- Siempre, te lo prometo. Contestó ella sin dudar