Hace un par de días tuve una
inquietante conversación con una amiga.
Algo en mi cabeza estaba turbando
mis planes y pensamientos y decidí hacer una llamada que comenzó con una frase,
la cual incluso a mí misma que la estaba formulando, me sorprendió:
-
- Me he perdido.
Estaba invadida por un
sentimiento de confusión que hacía mucho tiempo que no sentía.
Pensaba en un plan cercano que me ronda que incluye un cambio de residencia, de trabajo, etc. Un cambio total y en toda regla, que , sin lugar a dudas necesito y que a su misma vez me descolocó interiormente.
Pensaba en un plan cercano que me ronda que incluye un cambio de residencia, de trabajo, etc. Un cambio total y en toda regla, que , sin lugar a dudas necesito y que a su misma vez me descolocó interiormente.
Es curioso cómo
nos pasamos la vida deseando cosas y cuando se nos conceden, no tenemos del
todo claro por qué, pero nos inunda el miedo.
Entonces, la conversación tomó un
rumbo inesperado.
Principalmente, ( y me quedo con
esta idea), la conclusión es que ese agobio y esas dudas son irreales. No
existen.
Nos paramos a analizar la situación y todo era mentira, no había de qué preocuparse.
Mi mente comenzaba a calmarse, pero sin saber cómo llegó, me encontré de frente con unas cuantas frases.
-
- Te haces mayor.
-
- Tienes que echar raíces, es
normal, y no sabes dónde, así que debes seguir buscando el sitio.
En ese momento llegué a pensar
que todos mis ideales habían sido algo irreal y que, como todo el mundo, debía
buscar dónde echar raíces y alguien para casarme porque el tiempo pasaba.
Madre mía , casi me vuelvo loca.
¿Era posible?, ¿Estaba pasando el
tiempo y se me acababa y no me había dado ni cuenta?
Muy lejos de calmarme, esa frase
puso mi cabeza a funcionar a un rendimiento de más o menos el mil por cien.
Pensé en todos los viajes que me quedan por hacer, en todas las experiencias que quiero vivir y la gente de la que me gustaría aprender y la definición de “tiempo” volvió a mi cabeza.
Sentada sola, con papel en blanco
delante y bolígrafo en mi mano derecha, no pude más que empezar a escribir
frases sueltas que luego pude analizar y relacionar.
La palabra “tiempo” volvió a
retomar su sentido ( o mejor dicho, su no sentido) para mí.
Recordé que ese término no existe más que en la cabeza de las personas y poco a poco volví a calmarme.
Recordé que ese término no existe más que en la cabeza de las personas y poco a poco volví a calmarme.
Analizando la conversación, me di
cuenta de una cosa importante que quiero compartir con vosotros, caminantes,
que seguro que en algún momento habéis pasado por momentos de “pequeñas crisis
existenciales” similares a la recién vivida por mi persona.
La persona que estaba diciéndome
esas cosas, no me estaba hablando a mí, se estaba hablando a ella misma.
Rememorando su vida y sus últimas
decisiones en mi cabeza, pude darme cuenta de que esas palabras tenían mucho
más sentido aplicadas a sus últimos cambios de vida que a los míos.
Repasemos los consejos que nos da
la mayoría de la gente. Podremos darnos cuenta de que cada uno intenta decirte
lo que no se dice a sí mismo en voz alta probablemente por pudor o pánico a
aplicárselo solo.
Siempre tendremos excepciones claro. Pero los buenos consejos sólo pueden dárnoslos la gente que se ha aceptado, asentado consigo mismo y además te conoce tanto que su paz interior le permite hablarte desde el corazón, a pesar de que eso suponga aconsejarte algo totalmente diferente a lo que él/ella mismo/a ha escogido para sí.
Siempre tendremos excepciones claro. Pero los buenos consejos sólo pueden dárnoslos la gente que se ha aceptado, asentado consigo mismo y además te conoce tanto que su paz interior le permite hablarte desde el corazón, a pesar de que eso suponga aconsejarte algo totalmente diferente a lo que él/ella mismo/a ha escogido para sí.
Hay que escuchar, hay que ser
objetivo pero también hay que pararse a pensar en el bien o mal que nos hacen
esos consejos pedidos. No os dejéis llevar o aceptéis por verdadero todo lo que
os digan, aunque esté lleno de buena intención.
Pidamos diferentes puntos de
vista, absorbamos todas las ideas, recopilemos la información, analicémosla
bien y parémonos a pensar en no perdernos a nosotros mismos por adoptar lo que
los demás creen que deberíamos hacer.
Seguramente todos tendrán su
parte de razón, igual que todos a la misma vez estarán en parte equivocados,
pero lo más importante aquí, lo que quiero expresar tras todo este relato es:
- No os perdáis a vosotros mismos.
Y si soy un culo inquieto… qué le
voy a hacer.