Permítanme que hoy les hable de los pequeños grandes
sacrificios que todo caminante hace cuando decide emprender su propio camino y
emigrar a otros lugares.
Lo que tenemos por delante, la vida por descubrir, es recompensa
más que suficiente para todo espíritu libre.
Pero todos ( si no todos, la gran
mayoría ) , pagamos un alto precio por la autorrealización.
Dejamos atrás amigos, grandes amigos que han compartido y
aguantado todos nuestros escepticismos, y han aceptado con pena pero con alegría
nuestra decisión de dejarlos atrás.
Aguantar nuestras rarezas, e intentar comprenderlas, no es
tarea fácil para ellos. Apoyar algo que no compartes e incluso ni siquiera
entiendes, demuestra de esas personas el estima que nos brindan.
Bien apreciado por cada uno de nosotros, si tenemos algo de
inteligencia y nos conocemos mínimamente.
Entonces vienen fechas especiales, o quedadas divertidas… y ¡qué
duro es a veces no estar ahí!, pero son nuestros amigos, y nos llegan mensajes,
llamadas, fotos con dedicatorias…. Al final, aunque en otro país, acabas
compartiendo risas y bromas con ellos.
Dentro de lo que la lejanía supone, se hace llevadera.
Todos sabéis que en la próxima visita, no habrá a penas
pasado el tiempo entre vosotros.
Pero no solo dejamos amigos…. Dejamos algo mucho más grande
, dejamos familia.
Tomamos consciencia de que ciertas fechas serán duras.
Navidades, por ejemplo, aunque hacemos lo posible por
escaparnos tres días.
Vacaciones en familia, donde siempre podemos hacer un
esfuerzo para que coincidan.
Cumpleaños….. la cosa se complica.
En mi caso, mi familia podría considerarse como pequeña,
reducida. Tengo solo un hermano, que a veces ha sido más que suficiente y de
sobra ( Bien lo sabe Dios).
Pero entre hermanos, sabemos, hay un lazo invisible y
especial que nos une. Tengamos mejor o peor relación, siempre están en nuestras
mentes.
Viviendo en países diferentes, se hace lo posible por
juntarse en ese tipo de ocasiones especiales, pero las labores y
responsabilidades , no siempre nos dejan estar ahí donde queremos. Un miércoles
cualquiera como hoy, una escapada , un avión, se hace además de monetariamente desorbitado,
por falta de tiempo, imposible.
Sientes que te estás perdiendo un momento importante de la
vida de una de las personas que más quieres en el mundo. El hermano que ha
compartido tu camino contigo, y que será el que camine siempre a tu lado en el
futuro.
Hay muchos más cumpleaños, consuelo de tontos, pero consuelo
al fin y al cabo….
Y te planteas… ¿ Vale la pena?... no ejerzo el trabajo de mi
vida ( o bien no creo que sea este ) , no he encontrado a esa persona especial
que me ate a estar aquí, no gano una gran cantidad de dinero ( y el alquiler y
el transporte se lo lleva casi todo ). Repito… ¿ Vale la pena?.
No soy yo quien tiene la respuesta, yo he decidido seguir
aquí mañana, y pasado y al otro… he apostado y decidido que voy a ganar, y no
hablo de bienes materiales o fama, hablo de vivencias y experiencias.
Para mi.... si lo vale.
Eso es lo que me mantiene aquí escribiendo y luchando… pero
he de decir …. En fin….eso es a lo que me refiero con esa melancolía esperada, y aún así, desprevenida... ánimo a todos los caminantes en situaciones así...y por supuesto...
Feliz cumpleaños Tate.
Te quiero.
Precioso y como siempre...tanta razon!!
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