miércoles, 23 de mayo de 2012

Melancolía esperada, y aún así, desprevenida.




Permítanme que hoy les hable de los pequeños grandes sacrificios que todo caminante hace cuando decide emprender su propio camino y emigrar a otros lugares.

Lo que tenemos por delante, la vida por descubrir, es recompensa más que suficiente para todo espíritu libre.
 Pero todos ( si no todos, la gran mayoría ) , pagamos un alto precio por la autorrealización.

Dejamos atrás amigos, grandes amigos que han compartido y aguantado todos nuestros escepticismos,  y han aceptado con pena pero con alegría nuestra decisión de dejarlos atrás.

Aguantar nuestras rarezas, e intentar comprenderlas, no es tarea fácil para ellos. Apoyar algo que no compartes e incluso ni siquiera entiendes, demuestra de esas personas el estima que nos brindan.
Bien apreciado por cada uno de nosotros, si tenemos algo de inteligencia y nos conocemos mínimamente.

Entonces vienen fechas especiales, o quedadas divertidas… y ¡qué duro es a veces no estar ahí!, pero son nuestros amigos, y nos llegan mensajes, llamadas, fotos con dedicatorias…. Al final, aunque en otro país, acabas compartiendo risas y bromas con ellos.

Dentro de lo que la lejanía supone, se hace llevadera.
Todos sabéis que en la próxima visita, no habrá a penas pasado el tiempo entre vosotros.

Pero no solo dejamos amigos…. Dejamos algo mucho más grande , dejamos familia.

Tomamos consciencia de que ciertas fechas serán duras.
Navidades, por ejemplo, aunque hacemos lo posible por escaparnos tres días.

Vacaciones en familia, donde siempre podemos hacer un esfuerzo para que coincidan.

Cumpleaños….. la cosa se complica.

En mi caso, mi familia podría considerarse como pequeña, reducida. Tengo solo un hermano, que a veces ha sido más que suficiente y de sobra ( Bien lo sabe Dios).
Pero entre hermanos, sabemos, hay un lazo invisible y especial que nos une. Tengamos mejor o peor relación, siempre están en nuestras mentes.

Viviendo en países diferentes, se hace lo posible por juntarse en ese tipo de ocasiones especiales, pero las labores y responsabilidades , no siempre nos dejan estar ahí donde queremos. Un miércoles cualquiera como hoy, una escapada , un avión, se hace además de monetariamente desorbitado, por falta de tiempo, imposible.

Sientes que te estás perdiendo un momento importante de la vida de una de las personas que más quieres en el mundo. El hermano que ha compartido tu camino contigo, y que será el que camine siempre a tu lado en el futuro.

Hay muchos más cumpleaños, consuelo de tontos, pero consuelo al fin y al cabo….

Y te planteas… ¿ Vale la pena?... no ejerzo el trabajo de mi vida ( o bien no creo que sea este ) , no he encontrado a esa persona especial que me ate a estar aquí, no gano una gran cantidad de dinero ( y el alquiler y el transporte se lo lleva casi todo ). Repito… ¿ Vale la pena?.

No soy yo quien tiene la respuesta, yo he decidido seguir aquí mañana, y pasado y al otro… he apostado y decidido que voy a ganar, y no hablo de bienes materiales o fama, hablo de vivencias y experiencias.

Para mi.... si lo vale.

Eso es lo que me mantiene aquí escribiendo y luchando… pero he de decir …. En fin….eso es a lo que me refiero con esa melancolía esperada, y aún así, desprevenida... ánimo a todos los caminantes en situaciones así...y por supuesto...

Feliz cumpleaños Tate.

Te quiero.

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